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FORMACIÓN TEÓRICA

Septiembre 10 de 2025

LA DICTADURA DEL ESPÍRITU SOBRE LA MATERIA

El espíritu de la ley, es la burguesía misma vuelta ley, la idea misma; es su sello, su impronta, su cifra, su huella, su marca en la osamenta de la producción social en la historia. La burguesía se trueca en ley, es a su vez la idea en el sistema filosófico idealista. La burguesía como idea según esto existió eternamente haciéndose un buen día dictadura gobernante sobre las demás ideas y en especial concretamente sobre la idea de proletariado, y como este según el idealismo no existe en la realidad el burgués actuando como idea general, cual dios, le impone, le dicta la ley, en el mundo de las ideas, de los espíritus,  la materia que esclaviza como al esclavo el esclavista antiguo, amo, vuelto dios, hoy burgués esclavista, remozado, actualizado, dotado de un arsenal ideológico aun más poderoso. El burgués encarna la ley, la idea, la dictadura; el proletario la materia, la naturaleza, el cerebro; la dictadura de la teoría sobre el cerebro.

     Esta dictadura del espíritu sobre la materia es un sistema filosófico a su vez político económico, cuando en la política se refleja la economía ésta, la política, es la dictadura.

     Engels dice algo así como que “las manos terminaron creando al cerebro” y al hacerlo, la materia, las manos y el cerebro, por el contrario, han creado al espíritu, la teoría, el pensamiento y en esa dirección la dictadura ahora apropiándose la ciencia le corresponde al proletariado, al cerebro sobre la idea, la burguesía y así el cerebro repartirá a manos llenas a todos los miembros de la sociedad el fruto de su trabajo.

    Las ideas se forman en el cerebro como fruto de su actividad; allí se generan. Ninguna idea o pensamiento puede surgir o darse al margen de esta actividad cerebral; la idea parte del ejercicio que realiza la actividad cerebral pero no de manera acabada sino que obedece ciertamente a un proceso donde son partícipes los órganos sensoriales y que tiene por producto relevante la conciencia como un estado interno de la materia altamente organizada, el cerebro.

     En definitiva, al final, la idea, el espíritu acaban sometiendo, dominando al cerebro, a su creador, lugar de donde proceden; el burgués al proletario. Ningún ser sin cerebro tiene la capacidad de moldear ideas incluida, la de dios; las manos, el cerebro crean a dios y no a la inversa.

    Aceptando solo un mudo espiritual, de espíritus, la materia poco importa, esta es corrupta e indiferente como aparezca o muera la vida pues esta también es materia y solo tiene importancia en el sistema idealista el alma, el espíritu, la conciencia, la razón como predominio ideológico de la burguesía en el poder con sus instituciones que son solo normas y conceptos para sus fines y propósitos económico sociales que hay que dar al traste, derribar. Por ello tiene espíritu esclavista el Estado burgués porque el esclavo y su idea se aferra por todos los rincones y poros de su sistema.

     Pero la teoría marxista, materialista de la historia, de la naturaleza, de la sociedad, del pensamiento ha venido socavando, desbaratando, demoliendo, desarticulando el sistema filosófico idealista burgués que apalancado con todos los instrumentos y aparatos ideológicos que posee a su disposición con las sectas e iglesias religiosas incluidas en junta con la pequeña burguesía socialdemócrata, progresista e imbuidos de la misma ideología burguesa obligan por el método del salario a trabajar con oprobio al proletariado para la burguesía. Olvida este método que el proletariado es el cerebro, un nuevo cerebro de la producción social pero también es el alma de la creación de riqueza de la sociedad en conjunto o sea su desgaste físico e intelectual durante la actividad del trabajo productivo con la misión de derribar la dictadura de la idea sobre el cerebro o mejor dicho la dictadura de la burguesía sobre el proletariado. Por ello se despliega ante nosotros no solo el creador de todos los bienes materiales de la sociedad sino una clase enteramente revolucionaria que produce sin cesar bajo la amenaza de las armas del Estado burgués en lo que podría definirse como “pelea de tigre con burro amarrado” Un proletariado sin las armas en las manos.

    El cerebro del proletariado comprenderá a cabalidad su proceso de desarrollo del conocimiento hasta hacer necesario que los hombres se encaminen por un mismo sendero hacia un mismo fin o lugar de encuentro.

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